El reto del acompañamiento a las pacientes con cáncer ginecológico: construyendo puentes hacia una atención integral

El impacto emocional, físico y psicológico del diagnóstico de cáncer ginecológico es profundo y afecta no solo a la salud física de las pacientes, sino también a su bienestar emocional y calidad de vida. Abordar el reto de brindar un apoyo integral a estas mujeres es esencial para facilitar el proceso de la enfermedad y mejorar su experiencia durante el tratamiento y la recuperación.

¿Pero a qué nos referimos al hablar de apoyo integral? Desde el Hub, hemos hablado con pacientes, Asociaciones de Pacientes y profesionales sanitarios, y hemos detectado seis principales áreas de impacto del proceso asistencial en la vida de la paciente: la actividad física, la nutrición, la sexualidad, la fertilidad, la salud mental y el empleo. Brindar un apoyo integral implica abordar las necesidades de las mujeres diagnosticadas en todas estas áreas, reconociendo que cada paciente es única y requiere un enfoque personalizado.

Nos adentramos en cada uno de los vértices del hexágono con un poco más de profundidad:

  • El acompañamiento emocional y psicológico: El diagnóstico de cáncer ginecológico puede generar una amplia gama de emociones, desde miedo y ansiedad hasta tristeza y frustración. El apoyo psicológico se vuelve crucial para ayudar a las pacientes a enfrentar estos desafíos emocionales. Las terapias de apoyo, grupos de ayuda y asesoramiento individual pueden desempeñar un papel vital en el manejo del impacto emocional de la enfermedad.
  • La actividad física: El tratamiento del cáncer ginecológico a menudo conlleva efectos secundarios físicos significativos. Un enfoque integral implica proporcionar cuidados paliativos y medidas de alivio para mitigar estos efectos, como el manejo del dolor, rutinas de ejercicio adaptadas a las necesidades de cada paciente o rehabilitación física para la recuperación después de tratamientos invasivos o para la reducción de las secuelas físicas.
  • La relevancia de la nutrición: Algunas terapias, como la quimioterapia o la radioterapia, pueden generar problemas digestivos que impactan en el día a día de las pacientes. Además, muchas pacientes presentan desnutrición, un factor de riesgo para los tratamientos y procedimiento quirúrgicos, que suele conllevar un peor pronóstico [1]. Sin embargo, pocos centros públicos cuentan con un servicio de nutrición que pueda aportar a las pacientes recursos y orientación personalizada para hacer frente a la desnutrición, mejorar la absorción y tolerancia al tratamiento y/o aumentar su calidad de vida.
  • El cuidado de la salud sexual: Los tratamientos quirúrgicos y sistémico del cáncer, así como la ansiedad o la depresión comúnmente asociada, pueden afectar a la salud sexual de las mujeres (por ejemplo, al reducir el deseo sexual, en falta de lubricación o disminuyendo la lívido). Sin embargo, pocas pacientes dedican un tiempo de consulta a esta temática, y en escasas ocasiones reciben pautas para comprender y aliviar estos síntomas, en parte porque la sexualidad sigue tratándose como un tabú.
  • Facilitar la fertilidad: El tratamiento sistémico del cáncer puede disminuir la cantidad y la calidad de sus óvulos. Además, en la mayoría de los cánceres ginecológicos debe realizarse una histerectomía (extirpación del útero), lo que impide el embarazo de la paciente. Las pacientes con deseo gestacional experimentan dudas sobre las posibles alternativas al embarazo, las distintas técnicas de preservación de la fertilidad, y si serán seguras o adecuadas para ellas.
  • Apoyo en el ámbito laboral: Las pacientes enfrentan diversos desafíos con relación al empleo, que van desde la necesidad de permisos laborales para recibir tratamiento hasta la fatiga y los efectos secundarios que afectan su capacidad para trabajar de manera eficiente. Además, pueden enfrentar discriminación laboral, dificultades para acceder a beneficios y servicios, así como estigma y falta de apoyo en el lugar de trabajo. Todo esto dificulta que las pacientes puedan mantenerse empleadas durante el tratamiento y la recuperación, destacando la importancia de ofrecerles apoyo, de trabajar en políticas laborales conciliadoras y de educar en los puestos de trabajo sobre las necesidades de las personas con cáncer ginecológico.

Queremos destacar que el acompañamiento no termina con la finalización del tratamiento. Un enfoque integral implica proporcionar cuidado continuo a lo largo del ciclo de vida de la paciente, abordando las necesidades cambiantes a medida que progresa en su recuperación o en las posibles recaídas. 

Desde el Hub queremos dar apoyo en esta área facilitando el acceso a la información disponible, validada y fiable, de forma centralizada, para que las pacientes tengan un único punto de referencia para la búsqueda de recursos. Por ello, buscamos la colaboración de profesionales de la salud de diversas disciplinas, incluyendo oncólogos, psicólogos, trabajadores sociales, nutricionistas, entrenadores, terapeutas y cualquier otro perfil motivado por el reto que tenga ideas o soluciones para la mejora del acompañamiento a la paciente.

Referencias:

Zorlini, R., Akemi Abe Cairo, A., & Salete Costa Gurgel, M.. (2008). Nutritional status of patients with gynecologic and breast cancer. Nutrición Hospitalaria, 23(6), 577-583. https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112008000800009&script=sci_abstract&tlng=pt

NP-ES-AOU-WCNT-240004 (v1) 02/2024

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